"Si nuestra capacidad de sentir se aletarga, dejamos de ser espíritus libres y quedamos a merced de los mercenarios del miedo cuyo cometido es convertirnos en consumidores de productos de sus factorías, ya sean en forma de comida basura que envenenan el cuerpo, o culturales encargados de envenenar el alma.
El antídoto a tanto desatino está a nuestro alcance. Es la propia Tierra, la Naturaleza encargada de trasmutar, desde sus orígenes, esos desechos en humus que nutre, esencial para que la vida continúe. Pero todo tiene un límite.
Si la Tierra que nos nutre, el agua que somos, el aire que respiramos se enferman, terminaremos muriendo. Sí, nosotros los humanos que nos creemos inmunes a lo que ocurre en el entorno, sucumbiremos también. Puede que ese sea nuestro destino, no lo sé, cada uno tendrá su particular visión de lo que está ocurriendo. Esta es tan solo mi forma de sentir, y mi intuición me lleva a creer que nuestra meta tiene que ser realista, al alcance de nuestras posibilidades. Son esos pequeños gestos, sin aparente importancia, los que contribuirán a tomar conciencia del delicado equilibrio irremediablemente unido a nuestros actos como sociedad humana que interacciona con su entorno y lo modifica para bien o para mal.
Y el haiku es uno de ellos porque su sencillez lo hace asequible, porque apela a los orígenes, porque se enraíza con la armonía que hemos perdido con tanta civilización y tantísimo progreso que "supuestamente" nos hará más sanos, más longevos y más felices."
El haiku: una manera de estar en el mundo.
Mercedes Pérez Kotori
(Artículo publicado en el libro "Primeras estrellas")
La fotografía es de Moisés Cano Moreno
PAJAREANDO POR ALBACETE
Mito común - Aegithalos caudatus
Agosto 2025
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