"En Occidente, el haiku parece una empresa benigna, un pasatiempo para algunos, una afición para otros y, para la mayoría, una fuente de sustento mental y espiritual. Pero no siempre ha sido así en todo el mundo. De hecho, durante la Segunda Guerra Mundial en Japón, la afiliación al grupo de haiku “equivocado” podía hacer que una persona fuera encarcelada, como les ocurrió a casi cuatro docenas de poetas que aventuraban ideas no del todo acordes con la propaganda del esfuerzo bélico. Itō Yūki ofrece un recuento de este infame periodo de la historia de las artes en Japón, así como un cuento con moraleja para aquellos de nosotros que pensamos que nuestras elecciones personales pueden no tener consecuencias a gran escala. Descartado por los ancianos de la jerarquía del haiku japonés como la obra “de un joven”, una vez que lo lea sabrá por qué sólo un joven erudito se atrevería a escribirlo".
Jim Kacian

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