Compartimos esta hermosa reseña de Alicia Céspedes sobre el libro de Elias Rovira LAS CINCO ESTACIONES.
(Copiado de la página de Facebook de Elías)
Mi buena amiga Alicia Céspedes comienza con unos escritos llamados "Efectos de lecturas" y he tenido el gran honor, y ella la deferencia, de empezar con los comentarios del libro que me premiaran y publicaran hace ya más de diez años. Se lo agradezco infinitamente, su generosidad es extraordinaria.
Un abrazote Alicia y gracias, muchísimas gracias.
EFECTOS DE LECTURAS. ALICIA CÉSPEDES
ALGUNOS COMENTARIOS RECOGIDOS COMO SEMILLAS AL VIENTO DEL LIBRO DE ELÍAS ROVIRA GIL: LAS CINCO ESTACIONES
I PREMIO DE POESÍA “ELÍAS LÓPEZ ROLDÁN” DEL ATENEO ALBACETENSE (2011)
Editorial QVE
1. Por qué cinco estaciones si nosotros no consideramos el Año Nuevo como los japoneses. Pregunta que Toñi Sánchez Verdejo (Diente de León) responde en el excelente prólogo que abre la tapa de esta caja de sorpresas albaceteñas. Una de las sorpresas, anticipo de las que se sucederán página tras página, es que Elías así considera a la Feria de Albacete “esos once días de septiembre que marcan el final del verano y el inicio de un nuevo ciclo vital”. No encontrarán haikus sino “ Senryus y cosicas de Feria”. Ya desde el índice Elías nos hace un guiño y nos invita a disfrutar de esos días en que todo un pueblo festeja y comparte la alegría de un nuevo año de trabajo:
guarda el arado.
las manos llenas de óxido
salvo en las grietas
Nosotros asociamos la feria con el receso de Tribunales en julio y en enero. Salvo los abogados, el pueblo no lo festeja, al contrario ve paralizado un trámite judicial ya de por sí costoso y lento. Las fechas patrias son motivo de ferias donde la gente va principalmente a comer comidas típicas sabrosas. Y las colectividades celebran sus días. Once días de fiesta es impensable fuera de una pequeña comunidad.
El guiño de Elías conserva la mirada del niño que no discrimina entre naturaleza y quehacer cotidiano sino que el mundo se le presenta como es, una mezcla de sucesos asombrosos.
Luego de escuchar la ponencia de Javinchi en el VII Encuentro de Albacete.,” El aquí y el ahora en el haiku”, comprendo la importancia de ampliar los temas, no quedarnos solo con la Naturaleza. Pero escribir haikus sobre el mundo de los hombres sin que pierdan el corazón, el asombro que nos hace vibrar con su lectura, no es sencillo. Elías nos invita a recorrer un pueblo pequeño lleno de matices, luces y sombras, nos lo presenta con sencillez y humildad como imagino a su gente. Y nos deja las puertas abiertas para que lo acompañemos en el recorrido cuando nosotros queramos. Hay tiempo, en la cocina del haiku se está horneando un pan casero delicioso.
Elegí uno o dos haikus de cada estación y “algunas cosicas de la feria” para entusiasmar a los lectores a leer todo el libro. En cada página espero que sientan la brisa suave que refresca la piel, el olor a comida recién preparada, los sabores de una tierra generosa y todas las sensaciones y relaciones que tendrán por límite la sensibilidad de cada uno:
2. HAIKU DE PRIMAVERA
amanecer
las mangueras levantan
olor a tierra
Imagino un parque tras muchos días sin llover y de pronto en el silencio de la madrugada el riego levanta el olor incomparable de la tierra reseca que recibe el agua y percibo el respirar de las raíces largando burbujas entre las hierbas. Escucho el canto de un pájaro después de darse un chapuzón en el charco en el que asoman varias lombrices. Me invade una sensación de paz y de armonía con la Naturaleza agradecida por el gesto del hombre que se ocupó de que no falte el agua para los pimpollos que apenas están naciendo y sin embargo anticipan el color y la belleza de las flores que atraerán mariposas, abejas, nuevos trinos haciendo nidos...
3. HAIKUS DE VERANO
junto al vallado,
cada vez más ancha
crece una toba
Aquí el habla manchega me detuvo. ¿Qué será una toba? He tenido la suerte de poder preguntárselo al autor quien me “contó”, porque las aclaraciones parecían cuentos de hadas, que una “toba” es un cardo borriquero, una flor de cardo que comen los borricos. Entonces la imagen se vuelve nítida y la asocio con otro haiku:
en lo más violeta
de la flor de cardo,
un tábano.
Verano manchego con cardos, tábanos que buscan el corazón de las flores, canto de mirlos, moscas molestas, frutas que al pelar sueltan un aroma dulce, el sonido del arroyo … Recuerdo mis siestas en el campo de Buenos Aires y me emociono al hermanarme con todos los seres.
4. COSICAS DE FERIA
“A los hombros de papi”, desde esa posición segura y confortable les sugiero recorrer la feria. Con “ el bigote blanco” después de saboreaer “un miguelito” (aclarado en el libro), entre “olor a churros” y “olor a pueblo”, música, cantos , juegos y más juegos, como una niña dormida en los brazos de mi padre, vuelvo a mi casa a dormir y soñar.
luz de los fuegos
brillando en mi tazón
de chocolate
5. HAIKU DE OTOÑO
El pueblo entero huele a “almazara”: una gran rueda de molina donde las aceitunas se exprimen para dar un aceite primario que impregna todo con un olor muy fuerte. Otoño y sus olores, el viento “tronchando un tilo seco” y los niños siguen jugando en el país de la siesta:
siesta en la aldea.
los niños juegan
esturreando sarmientos
Esturrear suena a ritmo, a manos ocupadas, a niños riendo…Otra pregunta al “diccionario manchego viviente” como lo llamo, y me cuenta que es la acción de esparcir en forma desordenada. Como la leña esturreada antes de ordenarlas en pilas. Ah! El placer del juego de los niños: desordenar el mundo adulto lleno de reglas viejas.
6. HAIKU DE INVIERNO
“Las tejas nevadas apenas se ven” … un “aire de invierno…y ese olor a factura recién hecha”. Sentada sobre el “alcorque”, base de madera de un árbol, me dejo llevar por el silencio:
mirando el alcorque
al levantar la vista,
¡la luna llena!
de vuelta al alcorque,
la orina del perro
ya es escarcha
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