Texto y fotografías: DIARIO SANITARIO
Se llama Elías Consuelo Rovira Gil y es todo un icono para la enfermería albacetense. Profesor de la Facultad; abanderado de la lucha contra el VIH, articulista, concejal de Izquierda Unida en tiempos; inventor y referente de la poesía japonesa, de los haikus. Se ha jubilado un docente por vocación, defensor de los débiles, bonachón y entrañable para quienes lo conocen.
Consuelo
Su segundo nombre es Consuelo porque su abuela, que murió dos horas antes de su nacimiento, se llamaba así. Pero a lo largo de los años Elías Rovira ha consolado a muchísimos pacientes, sobre todo a los que acuden al Comité Antisida en busca de amparo ante una enfermedad que sigue presente en el siglo XXI, aunque el mundo sólo se acuerde de ella el 1 de diciembre.
El pequeño de tres hermanos, este albaceteño llegó a la Enfermería por accidente. Empezó la carrera de Medicina en Murcia, pero, por más que lo intentaba, aquello no iba con él. Así que regresó a su tierra para empezar Enfermería igual, sin ningún interés. Sin embargo, pronto empezaron las prácticas y esa desmotivación se transformó en un enamoramiento que le llevó a no parar de estudiar.
Cada paso que daba en la enfermería le gustaba más. Hasta en la mili, donde coincidió con Álvarez Leiva, un referente europeo en críticos, encontró motivación. Ahí, trabajando en los helicópteros de rescate, fue donde surgió el germen del Máster de Urgencias, Emergencias y Situaciones Críticas, que imparte en Albacete desde 1995.
La Escuela de Enfermería
No
obstante, el cambio definitivo en su vida profesional lo dio cuando
optó a una plaza médico-quirúrgica en la entonces Escuela de Enfermería.
Empezó en el año 1988, cuando todo el mundo le decía que se equivocaba,
que iba a cobrar menos que trabajando en la sanidad pública. Ahora, 32
años después, si pudiese rebobinar, volvería a hacerlo. Además, él
participó en el reto que supuso que la escuela pasara de la Diputación a
la Universidad de Castilla-La Mancha.
La política
Nunca ha dejado la docencia desde entonces, pero durante cuatro años la compaginó, sin liberarse, como concejal y portavoz de Izquierda Unida en el Ayuntamiento de Albacete. Tuvo que dejar la dirección de la escuela y donaba al partido, al que no pertenecía, todo lo que cobraba del Consistorio, por lo que fue una etapa tan gratificante como poco lucrativa. De aquella época, recuerda con orgullo conseguir para Albacete la Casa de la Cultura José Saramago.
Los inventos y los haiku
Elías Rovira se va de la Enfermería sobre el papel, porque ya está jubilado, pero seguirá estudiando con el empeño que le llevó a doctorarse o a inventar un laringoscopio para ayudar a intubar. Además, hace ya más de una década que, fruto de la casualidad y del grupo de poetas La Confitería, conoció los versos japoneses conocidos como haikus. Desde 2009, la cultura japonesa se ha sumado a sus pasiones, llegando a viajar al país nipón, donde entró en contacto con los máximos representantes mundiales del haiku.
Aun jubilado, seguirá escribiendo, como articulista de este diario y como columnista, desde hace más de 17 años, en Puente Madera. El más polifacético de los enfermeros se va, pero se queda.
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