La danza TAO aúna la danza contemporánea y la expresión corporal, conectándose con la naturaleza a través del movimiento del cuerpo, la respiración y la plena consciencia. El haiku es la expresión de la sensación percibida a través de la piel, la vista, el oído, el olfato … la expresión de lo sagrado.
En este recital se aúnan haiku, danza tao y música. El danzante, Jose Julio Ruiz Lozano, permanece en un estado de concentración que le permite manifestar, a través del movimiento, la fuerza de lo expresado en el haiku.
La música del xilófono, interpretada por Antonio Martínez, marca el equilibrio perfecto entre palabra y silencio. Los cuatro elementos que dan unidad al libro “El humo de las ofrendas” permiten el fluir de la vida a través de la naturaleza y lo sagrado.
Una voz en off va marcando la transición entre los elementos. Estos son los que marcan el ritmo del libro, que en el recital se perciben con variaciones de luz: aire, agua, tierra y fuego se suceden para crear una atmósfera distinta que el intérprete de la danza tao refleja en sus movimientos. La voz de Alberto Yagüe prepara el estado de ánimo y permite que la energía fluya.
Los haikus recitados en la voz de Llanos Guillén y Jose Ángel Cebrián, leídos dos veces como es tradición en el haiku, son escuchados por el danzante tao que es a la vez el objeto de meditación de estos haikus: a través de sus movimientos refleja las sensaciones percibidas.
Danza Tao: Jose Julio Ruiz Lozano
Xilofonista: Antonio Martínez Rubio
Recitan: Jose Ángel Cebrián y Llanos Guillén
Escenografía y texto: Alberto Yagüe
Presentación: Toñi Sánchez
El humo de las ofrendas. Félix Arce, Manuel Díez Orzas, Mercedes Pérez y Elías Rovira. Prólogo de Frutos Soriano. Portada de Susana Benet. Haibooks. Editorial Uno. Albacete 2018
Todas las fotos que aparecen en este reportaje son de Juan Lorenzo Collado
Hay que verlo. Por mucho que se explique, estupendamente hecho aquí por cierto, hay que verlo.
ResponderEliminarSolo así puede uno acceder a esa magia. No basta imaginar o suponer. Hay que estar, sentir, danzar, meditar... Porque ese aire envuelve, llega el fuego al fuego del espíritu y lo revive, yace en la tierra para germinar y volver al aire que ya se hace agua de nuevo, repartiendo vida.
José Julio es un artista que transmite increíblemente. Y la puesta en escena eficazmente maravillosa justo al servicio de esa magia.
Verlo... Hay verlo con todo el cuerpo...