Acta del XIII Concurso de Haiku de la Biblioteca General del Campus de Albacete
A
las 19 h. del miércoles, 24 de abril de 2019, el jurado del XIII
Concurso de Haiku de la Biblioteca General del Campus de Albacete,
compuesto por Toñi Sánchez,
Elías Rovira y Frutos Soriano, emite el siguiente fallo:
Primer premio: Ana María López Navajas, por su haiku
Amarillea una bolsa
entre hojas verdes.
Árbol del amor.
Un
haiku que nos provoca una emoción que en Japón se denomina wabi-sabi:
la belleza de lo imperfecto, lo roto, lo que comúnmente nos pasa
inadvertido. En este caso
una bolsa amarilla (o amarillenta) que destaca entre las hojas verdes
del árbol del amor o árbol de Judas. Haiku muy difícil de captar, lo
cual nos habla de una autora ya madura para sentir el haiku y
compartirlo.
Segundo premio: Alberto Yagüe, por su haiku
puesta de sol-
en la nube de mosquitos
la libélula
Haiku
que apela al sentido de la vista y del tacto: los colores del
crepúsculo, la mirada atenta para ver la libélula entre la nube de
mosquitos, el calor o la humedad
-o ambas cosas- que ocasionan que esa nube zumbe y revolotee sin cesar.
Un haiku elegante y sobrio. No sobra ni falta nada en él.
Tercer premio: José Eugenio Mañas, por su haiku
Día de Feria.
El olor de mi madre
entre la gente.
Haiku de sabor humano, cercano al senryū. Se aleja de este porque no adopta un tono humorístico, sino amoroso, atávico, místico.
Se han decidido conceder accésit al haiku:
Cae la nieve
sobre el tejado viejo.
Patio sin plantas.
Su
autora, Antonia Martínez, ha experimentado un asombro difícil de
captar, a no ser que ya lleves tiempo ahondando en el haiku y
transitando su camino. Un tejado
viejo y un patio sin plantas no son algo bello de por sí, pero en este
haiku nos emocionan, quizá porque la nieve cae sobre ellos sin hacer
distinciones, al igual que cae sobre la montaña o sobre un rosal.
Dada la cantidad de senryûs de calidad presentados, se ha decidido conceder dos accésit de senryū:
La niña tranquila.
La gaviota se lleva
su bocadillo.
Un
senryū de Nacho Andreu Alfaro, del Instituto de Enseñanza Secundaria
Andrés de Vandelvira, que cumple con lo que hemos de pedirle a un buen
senryū: temática humana
y humor. Expresión muy conseguida. Podría incluso mejorar si se
suprimiese el primer artículo.
La pelusilla
se metió entre los muebles.
Es primavera.
Otro
senryū que nos suscita una sonrisa nada más leerlo. Marina Moreno
Abiétar, del IES Andrés de Vandelvira, ha sabido dar en la diana. Todo
merece formar parte
de un haiku y un senryū. También esta pelusilla con la que juega la
brisa de primavera.
No
podíamos dejar pasar, entre tantos buenos haikus de autores jóvenes
enviados, el siguiente haiku, al cual se decide igualmente otorgar un
accésit:
Es muy tranquila
la voz de la abuela
al despertarme
escrito
por dos autoras: Lucía Fernández Barnés y María Fernández Martínez, del
IES Andrés de Vandelvira. Aunque el haiku es un género más hecho para
las emociones
que para los sentimientos, este haiku es una hermosa excepción a la
regla. Quizá por la sencillez extrema con que expresa estos
sentimientos, sencillez formal que nos sobrecoge, nos toca el corazón.
Y finalmente nos alegra premiar a alguien todavía más joven. El accésit al mejor haiku infantil es para :
La mariquita
¡se ha comido los pétalos
de aquella rosa!
de
Irene Pedreño Ortiz -diez años- que nos manda este haiku desde el
Colegio Público Doctor Fleming. Un haiku que rebosa autenticidad. No hay
en él más que verdad,
la verdad milagrosa y tan natural de la infancia. Felicidades, Irene.
Gracias, un año más, a la Librería Popular, por su patrocinio, al jurado y a la vicerrectora Ángela González por su apoyo.