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jueves, 15 de febrero de 2018

Haiku, una poesía humilde para observar el mundo

Artículo sobre Elías Rovira y el haiku publicado en la revista digital ENFERMERÍA EN DESARROLLO (reproducimos el texto íntegro publicado el 7 de febrero de 2018)



Elías Rovira Gil, profesor de Enfermería de la Universidad de Castilla La Mancha, es uno de los principales escritores de haiku en España.
La pasión de Elías Rovira Gil siempre fue la docencia y por ello, desde el principio, tuvo claro que a ella se dedicaría. Hace 29 años, comenzó como profesor de la Escuela de Enfermería de Albacete, entonces adscrita a la Diputación Provincial. Hoy es profesor titular de Enfermería Médico-Quirúrgica y Anatomofisiología de la Universidad de Castilla-La Mancha y codirector de diversos de sus posgrados. En la biblioteca de la facultad, gracias a dos de sus responsables, Frutos Soriano y Ángel Aguilar, descubrió la que ha terminado por convertirse en otra de sus pasiones: el haiku, un tipo de poesía japonesa. "Me animaron a realizar un curso y quedé verdaderamente sorprendido. Soy una persona que siempre va muy apresurada. La lectura y escritura de haikus me aportan una calma y una observación para detenerme en la realidad que me viene muy bien".

Elías considera que hubo un antes y un después en su forma de percibir el mundo. "Algo que antes te pasaba desapercibido, ahora te paras, lo ves, lo oyes, lo hueles, lo sientes... Lo disfrutas. La observación te permite apreciar más la vida, pararte y disfrutar de ella". El haiku es una poesía sencilla, humilde, que expresa aquello que nos llega desde fuera a través de uno de los cinco sentidos. Suele centrarse en la naturaleza, o en un mínimo instante de vida, de lo que ocurre a nuestro alrededor. "Es una composición humilde, sencilla pero no simple. Es la antítesis de la poesía occidental, donde el escritor busca el lucimiento, expresar sus sentimientos. Al contrario, el haiku es un proceso de despojamiento, donde lo que tú piensas es secundario. Simplemente reflejas un momento de la vida que compartes con los demás, de la manera más sencilla posible, para que el lector imagine esa escena y la viva por él mismo. Ahí está la complejidad, escribir sencillo y que llegue".

 Muchas satisfacciones

La afición por el haiku le ha reportado muchas satisfacciones a Elías Rovira. Ha logrado el premio internacional Tsunenaga Hasekura al Mejor Haiku, el primer premio 'Elías Roldán de Poesía' del Ateneo de Albacete con su obra 'Las cinco estaciones', posteriormente editada por QVE', y el segundo premio de Haiku Grau Miró de Barcelona.

En la actualidad, Elías Rovira es vicepresidente de la Asociación de Haiku de Albacete (AGHA), ciudad considerada como la capital del haiku en España. "Soy bastante activo. Creo en el asociacionismo como fuerza para generar colectivos, unir a gente y trabajar por objetivos comunes. Entonces, pensamos rápidamente en generar una asociación y comenzamos a organizar seminarios y congresos. Empezaron a llegar personas de muy diferentes edades, encantadoras, muy heterogéneas y ahí surgió todo". Ahora mismo son una treintena de escritores en la ciudad manchega y más de un centenar en España. Su próximo proyecto es la creación de la asociación internacional del haiku en español. Además, es redactor jefe de la revista Hojas en la Acera (Gaceta Internacional de Haiku) y miembro del colectivo Puente Madera de Albacete. "El haiku engancha. Quien se toma la molestia de conocerlo, empieza a tirar del hilo y no puede parar, porque es un mundo muy interesante", asegura.

Posibilidades terapéuticas

Las posibilidades terapéuticas del haiku, por ejemplo en enfermería, es una de las cuestiones por explorar. "Ya han surgido voces en ese sentido", explica Elías Rovira. "Teníamos un buen amigo de Navarra que falleció de cáncer. Era amante y escritor de haikus. Estando terminal, decía que le venía muy bien leerlos y escribirlos. Nos decía que alguien debería plantearse realizar algún estudio de este tipo. Sin duda, sería un aporte positivo". 






Tres haikus de
Elías Rovira
sobre salud



la recién parida,
ya no se asoma
a contemplar la lluvia







 

       en la herida pegado
un hilo de algodón;
vuelve la brisa
       jardín de hospital…
bajo el pino carrasco
reverdece la higuera

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